Gerardo Diego

1991

Autor Ramón Muriedas.

Avenida Reina Victoria, Santander. (Bronce)

Para realizar esta obra pública, encargada por el Ayuntamiento de Santander en honor de su ilustre escritor, Ramón Muriedas pensó de nuevo en la importancia del enclave de la figura. Y, de este modo, se decidió a colocar la escultura en el Paseo de Reina Victoria, en un banco frente al mar, ensimismado en sus pensamientos y contemplando, al fondo, la hermosa bahía. Algo que solía hacer Gerardo Diego en sus paseos por la ciudad cántabra.

De ese modo, Gerardo Diego quedaría representado para siempre en uno de esos hermosos momentos que tanto le inspiraban. Una característica común a todos los encargos escultóricos de Ramón Muriedas, en los que debía retratar a un personaje concreto, es el inmenso parecido físico con el que logra representar al retratado. Eso habla de su pericia técnica y de la experiencia obtenida a lo largo de sus muchos años de aprendizaje de taller, modelando el barro, haciendo y deshaciendo, hasta obtener del natural «la copia perfecta».

No obstante, 1991 es ya una época de madurez artística del escultor y su impronta personal se aprecia en la interpretación expresiva de las texturas, los acabados, la ropa y el pelo del escritor. Hay una gran delicadeza en el modelado de las extremidades del personaje, en el gesto con el que sujeta el libro, en sus manos y en la terminación de los pies, que partiendo de un ropaje enmarañado, vuelven a ser trabajados con un gran realismo.