Leonardo Torres-Quevedo

1986

Autor Ramón Muriedas

Santa Cruz de Iguña, Cantabria. (Bronce)

La imponente figura de Leonardo Torres-Quevedo (1852-1936) se alza sobre una elevada peana en el pueblo natal de este ingeniero y matemático –una de las mentes más destacadas de nuestro país-. Personaje adelantado a su tiempo, viajero y emprendedor, creó infinidad de inventos que marcaron el final del siglo XIX y primera mitad del XX. Muchas de sus obras de ingeniería, como el teleférico, siguen sin ser superadas hoy en día.

Ramón Muriedas adopta para representar a su paisano un lenguaje formal muy alejado de sus habituales figuras escultóricas –etéreas y estilizadas- y crea un Torres Quevedo de gran potencia física. Que se presenta ante el espectador con un gesto de aplomo, fuerte y decidido, tal y como debía ser el famoso ingeniero en la vida real.

Su rostro muestra un enorme parecido físico con las fotografías que se pueden ver del ingeniero en su edad madura y en él se reflejan un carácter bondadoso, firme, y un gesto inteligente. El escultor ha sabido combinar a la perfección el realismo que requiere una escultura que nace como retrato de encargo con su personal estilo, que se aprecia en la textura de los ropajes y el acabado de algunas zonas de la pieza, como el vuelo de la chaqueta, que son trabajadas con un lenguaje suelto y desenfadado.