Ramón Muriedas, Escultor

El objetivo principal de esta página, que ahora presentamos, es dar a conocer y poner en valor la figura de este singular artista que creó con su obra un lenguaje formal único y que fue admirado y respetado tanto por la crítica especializada como por el gran público.

Ramón de Muriedas y Mazorra (Villacarriedo 1938-Santander, 2014) conocido popularmente como Ramón Muriedas, fue un prestigioso escultor de gran transcendencia y éxito en el panorama artístico de su época. Alcanzó su máximo reconocimiento entre las décadas de los sesenta y los noventa, convirtiéndose en una referencia durante los setenta.

Obtuvo con su trabajo numerosos galardones nacionales e internacionales; su obra forma parte de importantes museos y colecciones privadas repartidos por todo el mundo.

Ramón Muriedas es “el artista de la coherencia”.

Es uno de los máximos exponentes del  realismo mágico escultóricocon obra pública  como la “Madre del Emigrante” o “ Neptuno Niño” y  otra tan exclusiva como “Mujeres Voladoras”, “Santa Teresa y Marilyn” “ Los sofás”, “Astronautas”, “ Fotografía familiar”, “Pareja de pie”, etc.

“El escultor de lo humano” es el artista de las emociones capaz de indefinir la figuración mostrando un lenguaje muy contemporáneo. Muriedas, representa la figura humana con un halo de misterio y ternura. Sus temas favoritos son la infancia y la mujer y profundiza en el amor y las relaciones familiares.

La web incluye su obra más significativa, el aporte teórico a la historia del arte, el destacado currículum artístico, la parte personal y familiar más íntima y la crítica de autores reconocidos. Además, es una actualización de cómo se está gestionando el legado tras su fallecimiento a través de conferencias, exposiciones, homenajes y reconocimientos.

«La tierra tiene mucha importancia en mi obra, el paisaje y los ríos, los árboles y las flores, las rocas; ese movimiento de las olas del mar, las plantas agitadas por el viento; la Naturaleza toda, me sirve de inspiración. Mi obra está determinada por ciertos prejuicios literarios, por impulsos románticos y, a veces, por la pura anécdota que nunca desprecio.

Trabajo dejando el barro a su caer permitiendo que se desarrolle dentro de formas que decido un poco sobre la marcha aunque siento el anhelo, la necesidad de dominar el espacio sobre la formas. Muchas veces, llego a sacrificar la técnica a la espontaneidad en un intento de eternizar el momento inteligente, el instante creador.

Creo que es fundamental sentir un anhelo de perfección espiritual, de bondad, de equilibrio moral para poder desarrollar plenamente la sensibilidad.»

Ramón Muriedas